Esta semana, en nuestra serie "Haz Un Voto", hablamos de uno de los mayores restauradores de relaciones: el perdón. Si bien el perdón a menudo va en contra de nuestra naturaleza humana, cuando decidimos perdonar, incluso cuando es difícil, encontramos sanación para nosotros mismos. También solemos encontrar la restauración de las relaciones dañadas. Como seguidores de Cristo, que hemos experimentado la gracia y el perdón de Dios, estamos llamados a extender el mismo perdón y la misma restauración que hemos recibido a quienes nos rodean, incluyendo a nuestros cónyuges, en el caso de quienes están casados.
¿Cómo nos afecta albergar la no perdón?
1. Lee Efesios 4:1-3. ¿Cómo, según este pasaje de las Escrituras, vivimos vidas dignas de nuestros llamadas como seguidores plenamente devotos de Cristo?
Efesios 4:1-3
4 Por lo tanto, yo, prisionero por servir al Señor, les suplico que lleven una vida digna del llamado que han recibido de Dios, porque en verdad han sido llamados. 2 Sean siempre humildes y amables. Sean pacientes unos con otros y tolérense las faltas por amor. 3 Hagan todo lo posible por mantenerse unidos en el Espíritu y enlazados mediante la paz.
2. Basado en este pasaje de las Escrituras, ¿cuál debería ser nuestra motivación para ser humilde, amable, paciente y indulgente?
3. Lee Efesios 4:31-32. ¿Cuál de las descripciones sobre cómo debemos tratarnos los unos a los otros te resulta más impactante? ¿Por qué?
Efesios 4:31-32
31 Líbrense de toda amargura, furia, enojo, palabras ásperas, calumnias y toda clase de mala conducta. 32 Por el contrario, sean amables unos con otros, sean de buen corazón, y perdónense unos a otros, tal como Dios los ha perdonado a ustedes por medio de Cristo.
4. Describe el gran perdón de Dios que Él nos ha mostrado, que es nuestra motivación para perdonar a los demás.
1. ¿Te resulta difícil o fácil perdonar? ¿Por qué o por qué no?
2. ¿Qué te esta imidiendo actualmente extender el perdón y cómo te está afectando a ti y a tus relaciones?
3. ¿Cómo te motiva a recordar el gran perdón de Dios por ti a perdonar?
El perdón no es fácil, y no podemos hacerlo por nuestra propia cuenta. Necesitamos la ayuda de Dios para mostrar a los demás el mismo perdón que Él nos ha mostrado a nosotros. Formen grupos de dos o tres personas. Oren unos por otros. Oren por las relaciones en las que necesitan perdonar. Oren para que Dios les dé a cada uno el valor de mostrar el perdón de Dios, especialmente cuando perdonar es difícil. Mientras oran, no olviden agradecer a Dios por el gran perdón que les ha otorgado.
Pablo escribió en Efesios 4:32: «Por el contrario, sean amables unos con otros, sean de buen corazón, y perdónense unos a otros, tal como Dios los ha perdonado a ustedes por medio de Cristo». El perdón de Dios, específicamente el perdón que nos ha mostrado, debe ser nuestra motivación para perdonar, y su perdón es extraordinario. Durante los próximos minutos, analizaremos tres maneras en que Dios perdona: perdona completamente, perdona continuamente y olvida el pecado.
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Cuando nos dirigimos a Dios en busca de perdón, no tenemos que preguntarnos si seguirá reprochándonos el pecado que confesamos. Esto se debe a que cuando Dios perdona, perdona por completo. Gracias a su perdón total, podemos vivir en libertad, sabiendo que nos ha perdonado plenamente.
1. Lee Salmos 103:8-12.
Salmos 103:8-12
8 El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y está lleno de amor inagotable. 9 No nos reprenderá todo el tiempo ni seguirá enojado para siempre. 10 No nos castiga por todos nuestros pecados; no nos trata con la severidad que merecemos. 11 Pues su amor inagotable hacia los que le temen es tan inmenso como la altura de los cielos sobre la tierra. 12 Llevó nuestros pecados tan lejos de nosotros como está el oriente del occidente.
2. ¿Qué revela este pasaje de las Escrituras sobre Dios y Su perdón?
3. Con tus propias palabras, resume el mensaje de Dios para nosotros en el versículo 12.
4. ¿Cómo demostramos este mismo perdón y perdonamos plenamente en nuestro mundo actual?
Los seres humanos a menudo tenemos límites para el perdón. Podemos perdonar una, dos, y quizás hasta tres veces. Sin embargo, con el tiempo, nuestra paciencia se agota y nos negamos a perdonar. Este no es el caso de Dios. El perdón de Dios no tiene límites. Siempre que nos volvamos a Él y confesemos nuestros pecados, Él nos perdonará. Es este ejemplo de perdón continuo el que Dios nos llama a imitar.
1. Lee Mateo 18:21-35.
Mateo 18:21-35
21 Luego Pedro se le acercó y preguntó: —Señor, ¿cuántas veces debo perdonar a alguien que peca contra mí? ¿Siete veces? 22 —No siete veces—respondió Jesús—, sino setenta veces siete. 23 »Por lo tanto, el reino del cielo se puede comparar a un rey que decidió poner al día las cuentas con los siervos que le habían pedido prestado dinero. 24 En el proceso, le trajeron a uno de sus deudores que le debía millones de monedas de plata. 25 No podía pagar, así que su amo ordenó que lo vendieran—junto con su esposa, sus hijos y todo lo que poseía—para pagar la deuda. 26 »El hombre cayó de rodillas ante su amo y le suplicó: “Por favor, tenme paciencia y te lo pagaré todo”. 27 Entonces el amo sintió mucha lástima por él, y lo liberó y le perdonó la deuda. 28 »Pero cuando el hombre salió de la presencia del rey, fue a buscar a un compañero, también siervo, que le debía unos pocos miles de monedas de plata. Lo tomó del cuello y le exigió que le pagara de inmediato. 29 »El compañero cayó de rodillas ante él y le rogó que le diera un poco más de tiempo. “Ten paciencia conmigo, y yo te pagaré”, le suplicó. 30 Pero el acreedor no estaba dispuesto a esperar. Hizo arrestar al hombre y lo puso en prisión hasta que pagara toda la deuda. 31 »Cuando algunos de los otros siervos vieron eso, se disgustaron mucho. Fueron ante el rey y le contaron todo lo que había sucedido. 32 Entonces el rey llamó al hombre al que había perdonado y le dijo: “¡Siervo malvado! Te perdoné esa tremenda deuda porque me lo rogaste. 33 ¿No deberías haber tenido compasión de tu compañero así como yo tuve compasión de ti?”. 34 Entonces el rey, enojado, envió al hombre a la prisión para que lo torturaran hasta que pagara toda la deuda. 35 »Eso es lo que les hará mi Padre celestial a ustedes si se niegan a perdonar de corazón a sus hermanos.
2. Basado en este pasaje de las Escrituras, ¿cómo deben perdonar los seguidores de Cristo?
3. ¿En qué se diferencia la enseñanza de Jesús sobre el perdón de cómo piensa el resto del mundo sobre el perdón?
4. ¿Cómo puedes obedecer específicamente el llamado de Jesús al perdón continuo hoy?
Por naturaleza humana, muchas personas se aferran a las ofensas que otros les han infligido. Es como si tuvieran una lista mental de todas las maneras en que han sido lastimadas. Pero con Dios no sucede lo mismo. Las Escrituras enseñan que cuando confesamos nuestros pecados, Dios decide olvidar esos pecados que hemos cometido, y ya no nos los reprocha.
1. Lee Hebreos 10:1-18.
Hebreos 10:1-18
10 El sistema antiguo bajo la ley de Moisés era solo una sombra—un tenue anticipo de las cosas buenas por venir—no las cosas buenas en sí mismas. Bajo aquel sistema se repetían los sacrificios una y otra vez, año tras año, pero nunca pudieron limpiar por completo a quienes venían a adorar. 2 Si los sacrificios hubieran podido limpiar por completo, entonces habrían dejado de ofrecerlos, porque los adoradores se habrían purificado una sola vez y para siempre, y habrían desaparecido los sentimientos de culpa. 3 Pero en realidad, esos sacrificios les recordaban sus pecados año tras año. 4 Pues no es posible que la sangre de los toros y las cabras quite los pecados. 5 Por eso, cuando Cristo vino al mundo, le dijo a Dios: «No quisiste sacrificios de animales ni ofrendas por el pecado. Pero me has dado un cuerpo para ofrecer. 6 No te agradaron las ofrendas quemadas ni otras ofrendas por el pecado. 7 Luego dije: “Aquí estoy, oh Dios; he venido a hacer tu voluntad como está escrito acerca de mí en las Escrituras”». 8 Primero, Cristo dijo: «No quisiste sacrificios de animales, ni ofrendas por el pecado, ni ofrendas quemadas ni otras ofrendas por el pecado; tampoco te agradaron todas esas ofrendas» (aun cuando la ley de Moisés las exige). 9 Luego dijo: «Aquí estoy, he venido a hacer tu voluntad». Él anula el primer pacto para que el segundo entre en vigencia. 10 Pues la voluntad de Dios fue que el sacrificio del cuerpo de Jesucristo nos hiciera santos, una vez y para siempre. 11 Bajo el antiguo pacto, el sacerdote oficia de pie delante del altar día tras día, ofreciendo los mismos sacrificios una y otra vez, los cuales nunca pueden quitar los pecados; 12 pero nuestro Sumo Sacerdote se ofreció a sí mismo a Dios como un solo sacrificio por los pecados, válido para siempre. Luego se sentó en el lugar de honor, a la derecha de Dios. 13 Allí espera hasta que sus enemigos sean humillados y puestos por debajo de sus pies. 14 Pues mediante esa única ofrenda, él perfeccionó para siempre a los que está haciendo santos. 15 Y el Espíritu Santo también da testimonio de que es verdad, pues dice: 16 «Este es el nuevo pacto que haré con mi pueblo en aquel día, dice el Señor: Pondré mis leyes en su corazón y las escribiré en su mente». 17 Después dice: «Nunca más me acordaré de sus pecados y sus transgresiones». 18 Y cuando los pecados han sido perdonados, ya no hace falta ofrecer más sacrificios.
2. ¿Por qué los sacrificios ya no son necesarios, según este pasaje de las Escrituras?
3, ¿Qué enseña este pasaje de las Escrituras sobre el perdón de Dios?
4. ¿Cómo se ve en nuestras relaciones hoy en día modelar este mismo perdón de Dios, que olvida nuestros pecados en lugar de tenerlos contra nosotros?
Tomemos unos momentos para reflexionar sobre lo que estudiaste hoy:
1. ¿De qué manera te gustaría crecer se trata del perdón: perdonar completamente, perdonar continuamente o perdonar de tal manera que olvidemos? ¿Por qué?
2. Comparte una cosa que puedas hacer esta semana para crecer en esa área.
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